La anécdota es clara. Mi hermana es la encargada de armar el cotillón para la despedida de soltera de una amiga. Haciendo honor al evento, las participantes deciden armar vinchas de goma espuma con forma de pene. El clásico dibujo que uno está acostumbrado a ver en los grafittis y demás ocasiones en que se quiere mostrar al miembro masculino de forma clara y sencilla. Es por eso que se queda una noche, mientras todos duermen, dibujando y recortando penes. Al terminar, guarda todas las vinchas en una bolsa y las esconde en el cajón de su dormitorio.
Al día siguiente, llega de trabajar, y le llama la atención que Valentina no acude a saludarla efusivamente como de costumbre. La llama y ella no responde. Va a buscarla a su cuarto y la encuentra dibujando en su pequeño pizarrón de Barbie, con su mano regordeta, inocente, limpia de todo pecado, una tremenda verga, con un nivel de detalle que da miedo. Lo mejor, es que no había rastros de las vinchas. Su infinita curiosidad la llevó a hurgar los cajones de su madre y encontrar estos objetos que le llamaron la atención. Los grabó en su memoria y los reprodujo con la inocencia que una niña de 5 años reproduciría un helado, o un árbol.
Invito a los lectores a opinar acerca de cómo reaccionarían ellos en caso que les ocurra lo mismo. Por favor colocarse en el rol de padre/madre y evitar chistes fáciles.
