Monday, August 11, 2008

TRAGEDIA OLIMPICA

Era lógico. Despertarse a la mañana, lavarse los dientes y ver en el espejo la misma cara que su vecino, que el encargado de su edificio, que su jefe. Salir al frío del asfalto y cruzarse con múltiples versiones de sí mismo. Distintas vidas, distintas familias bajo una misma fachada. El anonimato en los países asiáticos llega a niveles enfermizos. Nadie sabe realmente quien es quien. Eso que aquí vivimos como una anécdota, confundirnos una persona con alguien conocido, allá es la mayor causa de suicidios.

Pero esta iba a ser su gran oportunidad. La oportunidad de mostrarle al mundo que él era él. Meses de entrenamiento encubriendo la trama de un plan maquiavélico. La mañana del 8 de agosto, mientras caminaba rumbo al estadio “El Nido” de Beijing, estaba feliz, según aseguraron conocidos. Lo vieron caminando por la acera, mirando su reflejo en todas las vidrieras. Saludando de buen modo a personas que antes ignoraba.

-Me cago vieja. Vos mirá la tele que me vas a reconocer. Esa fue su última frase. Luego de la ceremonia lo encontraron tirado en las afueras de Peng Kui sin vida.