Wednesday, February 15, 2006

ME HINCHA LAS PELOTAS... - CAP. 1

Hay una costumbre en casa que me hincha bastante las pelotas. Cuesta mucho tirar las cosas. A simple vista se puede confundir este hábito, con el de una familia miserable, rusa, rata, rasca, codito, judía, etc etc., pero no es así.
Es como que mi vieja (la que originó a mi entender este hábito de mierda), le agarra un cariño especial a los objetos y le cuesta mucho desprenderse de ellos (en serio). Por ejemplo, hasta que el pomo de la pasta de dientes no tiene el grosor de un pañuelito, en mi casa no se tira. Las bananas. Esa que ya está biennnn negra, es la que mamá te ofrece con más esmero para que no "haya que tirarla". Al sobre grande de mayonesa no hay manera de dejarlo parado. Está demás decir que guarda las tapas del pan. Crissstoooooo!!!!!! Uno viene embalado cagado de hambre, y encuentra dos rodajas deformes e incomibles. Una imagen de mierda. La heladera es un cementerio de tuppers. Adentro, uno puede encontrar pedazos de Pionono del tamaño de un Marroc, o restos de alguna pata de pollo que supuestamente todavía tiene mucho que dar. La lisssssta sigue pero amo a mi vieja. Es hermosa y me dió la vida. Regio.

Respetando el dicho que dice algo así como "mirar la basura en el ojo propio y no en el ajeno", tomo el ejemplo, saco un par de trapitos al sol, e inauguro además, esta hermosa sección.

Salío con rima. (sí, soy una máquina en lo que a "ritmos literarios" se refiere).

4 comments:

Los Vocalino said...

Mono querido, quiero sumarme a tu ira. Para empezar nada mejor que un poco de autocritica: no puedo tirar casi ningun par de zapatillas. Si, es asi, les tomo tanto cariño o afecto que me cuesta desprenderme de cualquier basura que alguna vez fue un calzado. El ejemplo mas cruel es un par de zapatos que compre en New York a los 18 y tiempo mas tarde me los vomite todos, el pato nunca salio. Pero en ves de sentrime un pobre tipo me defino como un fetichista.
Una cosa que me llamaba la atencion (por no decir me inchaba las pelotas) es que en casa de mis viejos siempre habia un cajon en la cocina lleno de bolsas de nylon que nunca desechaban porque, curiosamente servian para tirar la basura. Nunca lo entendi hasta que hace poco en mi casa abro un cajon y oh sorpresa! estaba lleno de estas bolsas. Debe ser algo como los castores que acumulan troncos y se lo transmiten geneticamente. Tengo todas las bolsas en una bolsa mas grande que por suerte, habia guardado y hoy prometo deshacerme de ellas. Espero

Anonymous said...

Eeeeeh... este...
Lamento decirte, querido amigo, que este tipo de cuestiones es la que definen el término de judío o de ruso.
Claaaaro. Si el señor fuera judío, ahora todos lo estarían llamando "ruso", "primo de Einstein" o "Woody Allen". Pero claro, este monito cree que vamos a caer en el viejo truco de que porque se atajó está exento de que lo llamen judío.
Ahora bien

Anonymous said...

Eeeeeh... este...
Lamento decirte, querido amigo, que este tipo de cuestiones es la que definen el término de judío o de ruso.
Claaaaro. Si el señor fuera judío, ahora todos lo estarían llamando "ruso", "primo de Einstein" o "Woody Allen". Pero claro, este monito cree que vamos a caer en el viejo truco de que porque se atajó está exento de que lo llamen judío.
Ahora bien, esto demuestra lo siguiente: Todos tenemos algo de judíos. Acéptenlo.
Así como todos tenemos algo de nerds.

Un abrazo.

Anonymous said...

Querido, es así, tu madre es un ejemplo a seguir. No se desperdicia nada en esta vida, porque un día no te das cuenta, y sabés que pasa, te falta un mordisco de la manzana kosher que dejaste apoyada en el escritorio de tu laburo. Y claro, empezas a desconfiar de todos tus compañeros y quedas como una ortiva. Pero no es así porque nadie piensa que la manzana que te compraste la pagaste con el dinero de 2 minutos de trabajo del mes. Por eso, a seguir estrujando el tubo de dentrífico, a seguir transformando un tomate podrido en abono para las plantitas, a seguir guardando el primer diente de leche por las dudas que algún día se subaste en Tiffany, quien sabe?